Viral

Esloquehay


El domingo 6 fue el día del maestro y una amiga mía decidió dejarme un comentario en el muro de mi Facebook. Al cabo de 10 minutos, otra persona me escribió felicitándome por mi “ardua” tarea (ser maestra no es tan fácil como ustedes pueden creer). Poco tiempo después, una seguidilla de comentarios aparecieron en mi muro, pero estos ya no eran una felicitación por mi labor como profesora sino que se convirtieron en saludos cumpleañeros que continuaron hasta el martes (y estoy bastante lejos de celebrar mi cumpleaños). ¿Qué pasó? Intuyo que las famosas notificaciones del Facebook pusieron de su parte y mis “amigos” distraídos vieron un mensaje ligero de felicitaciones y asumieron que cumplía un año más. Un saludo trajo más saludos.

Mientras escribo esta columna, Alemania le está dando una lección futbolera a Brasil y puedo consultar el marcador a través de las redes sociales: comentarios en Twitter y memes en Facebook. Gracias a la tecnología podemos transmitir un mensaje en tiempo real y éste se puede replicar.

Las redes sociales tienen esta capacidad de propalarse segundo a segundo actuando como un virus. Estos funcionan como secuestradores porque invaden nuestras células vivas y las aprovechan para multiplicarse y reproducir más virus iguales a ellos. Si lo que veo me gusta, like y lo comparto.

Las marcas aprovechan la fuerza viral de las redes para diseñar campañas que buscan su reproducción rápida, lo que incrementa su recordación. Muchas de ellas se convierten en campañas transmedia teniendo como punto de partida el Internet. Un claro ejemplo es el de la marca Garbarino, tienda argentina de electrodomésticos, que en el 2010 desarrolló una campaña especialmente para incentivar la viralidad. En una de las tiendas de la marca se estrella el auto de Volver al futuro y aparece un desubicado Christopher Lloyd. Esto es filmado “de casualidad” por dos personas que pasan por ese lugar y así empieza la reproducción del video. Luego del famoso “compartir”, miles de personas fueron hasta la tienda para ver de cerca este auto. Finalmente, para “enmendar” el daño que ocasionó en la tienda, Lloyd se ofreció a ser la imagen de la marca. Es así como Garbarino estuvo presente en redes sociales, en spots de televisión, en noticieros, en la mente y en la boca de los argentinos.

Otro ejemplo es el famoso Harlem Shake. En el 2013, miles de personas grabaron versiones inéditas de esta moda y las subieron a redes sociales. Las marcas, aprovecharon esta situación y generaron su propio video. Bembos no fue la excepción.

Las marcas apelan a viralizarse a través de Internet convirtiéndonos en sus voceros. El éxito para ser replicado radica en generar emociones y en ser original para captar la atención del target y no target. El factor sorpresa incentiva y la risa genera afinidad.

Dale like y comparte.

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